Cuando está avanzado el invierno y las nevadas se hacen persistentes, nuestros amigos los osos buscan un refugio para protegerse. Este es, con frecuencia, una cueva no muy grande o, en ocasiones, un agujero excavado por él mismo aprovechando las oquedades existentes bajo alguna roca o árbol.
Parece que lo que más les importa a la hora de elegir el lugar, es la seguridad que les pueda proporcionar. Así, las oseras se encuentran en lugares difícilmente accesibles, aunque no necesariamente remotos, encontrándose en ocasiones muy próximas a las poblaciones humanas.
Previamente nuestros amigos tendrán que haberse alimentado suficientemente para aumentar sus reservas en forma de grasa corporal, reservas que se localizan, especialmente, alrededor de los riñones y que llegan a medir quince cm. de grosor.
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